martes, 9 de junio de 2009

“Somos conscientes de nuestros males, pero nos hemos desgastado luchando contra los síntomas, mientras las causas se eternizan” Gabriel García Marquez

Hagamos foco en ellos... nuestro futuro...

... quienes crecen en una sociedad en pleno desequilibrio de valores morales que los hace incapaces de construir criterios morales propios y razonados para vivir en armonía en su sociedad. Una sociedad de individuos meramente intelectuales, insensibles e incapaces de realizar sus propios procesos de valoración para la vida cotidiana.

Niños frustrados…
Cada vez es más preocupante la cantidad de horas que los niños están fuera de su casa, de su hogar (en instituciones educativas, guarderías o con personas que los cuidan) y por ende, cada vez son menos las horas que están con sus familiares y cuando están en él parece no tener resultados favorables.
Agreguémosle a esto la necesidad de los padres de alivianar la culpa, la ausencia, y ser una figura amigable para los hijos quitando límites que ya la escuela se encargará de ponérselos de una manera u otra, resultando así muy frustrante y contradictorio para el niño pues aquello que en casa está permitido y aceptado, en la escuela está prohibido y controlado.

Ser flexibles sin poner mano dura...
Los ejes polémicos de esta sociedad (las drogas, el sexo y la violencia) son para la familia, la escuela y la sociedad en general, algo que en muchos casos no conozco y además si conozco (ya sea por experiencias cercanas o por el consumo excesivo de imágenes violentas aceptadas en muchos casos como reflejo de la realidad a través de la televisión y otros medios) no tengo idea de cómo flexibilizando controlar.
El secreto de ser flexible es en gran medida tener mano dura sin que esto suponga castigos; es enseñarle al niño que estamos educándolo tanto en la familia como en la escuela y que el buen uso de la libertad depende solamente del uso que hagamos de ella. La televisión, el consumo y la sociedad tienden redes invisibles que nos enjaulan sin que lo notemos. Desarrollar la creatividad, la capacidad de ser original, la conciencia crítica, debería ser la máxima flexibilidad educativa.

Estas y otras tantas problemáticas encierran la educación que brindamos a nuestros niños, comenzando en el seno de nuestro hogares. No hemos notado hasta que punto afecta nuestro individualismo... al punto de desampararlos aún en las mejores condiciones de vida.